DistensiĆ³n de Isquiotibiales (RUNNERS)

 

Los músculos isquiotibiales son aquellos que cubren la parte posterior del muslo. Son masas musculares largas y de gran fuerza tendinosa, lo que facilita las tendinitis y las contracturas. Te mostramos cómo cuidarlos


  

Cuando se estira la pierna completamente en la zancada, los músculos isquiotibiales de la pierna adelantada están estirados y se contraen cuando el pie toca el suelo y la otra pierna empieza a ser levantada hacia delante. Por ello, estos músculos recogen o flexionan la pierna y extienden la cadera.

Para mantener la postura erguida los isquiotibiales ayudan a estabilizar el cuerpo contra la influencia de la gravedad. Trabajan acoplados a los cuadriceps. Cuando hacemos un movimiento hacia adelante nos protegen de no caernos hacia esa zona. Si tenemos una cortedad funcional de la musculatura posterior del muslo podremos encontrar repercusiones no sólo en el muslo (con molestias tipo “pinchazo” o “fatiga”), también puede afectar a la extensibilidad de la espalda baja y pelvis (dolor lumbar o sacro-ilíaco) e incluso de la espalda media (dorso curvo).

La flexión del tronco y la cadera con la rodilla extendida (zancada larga) se ve limitada por la extensibilidad acortada de estos músculos, por lo que la exploración de los isquiotibiales es crucial cuando duele en la parte posterior del muslo. El diagnóstico diferencial con la ciática es interesante y se basa en que el dolor muscular sólo se siente cuando se están contrayendo o relajando, es decir, acortando, por ello no duelen con posturas man- tenidas como estar tumbado o sentado mucho tiempo (en la ciática esto molesta).

Si duele al flexionar la columna lumbar y se acompaña de molestias hasta gemelos e incluso a algún dedo del pie se piensa en un cuadro de lumbociática. No hay que olvidar que la rotura de los músculos isquiotibiales puede dar un test de elevación de pierna recta (signo de Lassègue) positivo como ocurre en la ciática así que a la exploración la palpación de la zona afectada resulta fundamental. Toda distensión es ya micro-rotura y por ello esta palpación debe ser cuidadosa.

Otra diferenciación, en atletas jóvenes, se debe hacer con el arrancamiento de la tuberosidad isquiática, el lugar donde se insertan los isquiotibiales en la pelvis, y la certeza se suele conseguir con una radiografía simple.


Estiramiento de Isquiotibiales I: Utilizando un apoyo, ubicaremos el talón de la pierna que queremos estirar en el mismo y flexionaremos la pierna que nos mantiene de pie. Hemos de notar esa elongación muscular en la zona marcada.


Estiramiento de Isquiotibiales II: Apoyando la espalda contra el suelo y las piernas estiradas en la pared, hemos de abrir suavemente las piernas hasta percibir el estiramiento en dicha zona. Este ejercicio protege especialmente la zona lumbar y ayuda a elongar también la musculatura de la espalda.

La mejor prevención de la distensión, e incluso rotura, de isquiotibiales es estirar bien después de correr. Si bien es cierto que no todos tenemos la misma flexibilidad articular (de nacimiento se puede ser más “rígido”), no es menos cierto que podemos mejorar trabajando la elasticidad muscular.

Primeramente, es de suma importancia conocer el recorrido de los músculos. Si no tenemos unos buenos conocimientos de la anatomía de la pierna conviene consultar en una enciclopedia o en un atlas médico el origen y la inserción de estas masas músculotendinosas. Esto es así porque si no “visualizamos” la porción del músculo isquiotibial que estiramos es difícil hacer un correcto estiramiento de la zona. Por ejemplo, queremos estirar la parte externa del muslo posterior (bíceps femoral). Para ello nos situamos bien sentados o bien con una rodilla apoyada en el suelo y la pierna a tratar totalmente estirada. Al echarnos hacia delante sentiremos la tensión indolora adecuada para estirar. Allí mantenemos 20 segundos sin hacer “rebotes” y sin que duela. Se puede considerar que hemos hecho un buen estiramiento de toda la zona isquiotibial.

Pero si queremos ser selectivos y estirar sólo el bíceps femoral (parte externa del muslo) deberemos lanzar el pie de la pierna estirada (que es la que tratamos) adelante y con las puntas de los dedos giradas hacia dentro, y así permanecer (con la pierna estirada y sin dolor, esto es, con tensión agradable pero efectiva) unos 20 segundos. Aún podemos mejorar más nuestro selectivo estiramiento. Si pensamos (visualizamos) el recorrido del músculo estirado, toda esta técnica será más efectiva. Por ello no es conveniente distraerse mucho cuando estamos estirando (el estiramiento post-entreno es uno de los momentos más delicados, y para evitar lesiones es necesario).

Otro defecto que conviene desechar cuando estiramos esta musculatura es subir la pierna a sitios altos (obstáculo en pista, escalera, nudo de árbol) cuando tiene mayor efectividad estirar sentado en el suelo o en la posición de rodilla flexionada y la otra estirada. Es especialmente peligroso estirar “a pata coja” cuando el atleta tiende a crear un desequilibrio pélvico o presenta cierta predisposición a hacer la “pierna corta funcional” (báscula pélvica ocasionada por el excesivo ejercicio). Por todo ello la ejecución exquisita de los estiramientos después del ejercicio es la mejor prevención. Añadiendo que en estos ejercicios de “autoelongación” de la musculatura isquiotibial fatigada por el entrenamiento son más eficaces después del ejercicio. Estiramos antes de entrenar este grupo muscular cuando por la actividad laboral o cotidiana trabajamos largas horas sentados. Pero conviene tener en cuenta que es muy peligroso estirar “en frío” y es mejor hacer un pequeño calentamiento antes de estirar y luego salir a correr. Aun así, yo recomiendo estirar únicamente al terminar de correr, pues cuando estiramos lo único que hacemos es normalizar unos músculos que acaban de ser solicitados. Para calentar se deben realizar ejercicios que reproduzcan de algún modo la actividad física que vamos a realizar, y en este sentido considero que los ejercicios de estiramiento pre-entrenamiento innecesarios, y los ejercicios de estiramiento post-entrenamiento obligatorios.

Ya hemos mencionado que el músculo biceps femoral es el que más se lesiona de los isquiotibiales y conviene vigilarlo bien y aplicar desde la sospecha de esta lesión hielo en dos tandas de diez minutos separadas cinco para hacer ese contraste con la temperatura ambiente. El reposo, la elevación y posterior compresión